David Copperfield, el famoso ilusionista que hizo desaparecer la estatua de la Libertad y levitó sobre el Gran Cañón de Colorado, realizó en 1990 un insólito e impactante truco: decapitó frente al público un pato y una gallina. Luego, sin que le temblara la mano, colocó la cabeza del pato en el cuerpo de la gallina, y la de la gallina, en el del pato. La gente, asombrada, rompió en aplausos. Finalmente, el mago invirtió el proceso, y la gallina y el pato recuperaron sus cabezas sin perder ni siquiera una pluma. Claro que lo que muchos ignoraban es que 4.500 años antes, el mago Djedi había realizado este mismo truco ante el faraón Keops, el constructor de la Gran Pirámide. Así lo cuenta el papiro Wetscar, el primer texto mágico de la historia, y en el que se inspiró Copperfield para desarrollar su truco.
Y es que la magia es tan antigua que ya forma parte de nuestra vida cotidiana. Que lo diga, si no, Nicolás Germanó, un joven tucumano que, a todas luces, es un mago de verdad. No porque sea famoso u ofrezca pomposos espectáculos en los teatros, sino porque realmente cree en la magia. "La magia es más que una forma de vida… es una búsqueda esencial que involucra no sólo el talento, sino también la conciencia", asegura.
Nicolás y su esposa, Constanza Magni -ambos se casaron hace unos meses e integran el Dúo Germanó-, ganaron el tercer premio del Campeonato Latinoamericano de Magia que se realizó en marzo en Chile. "Estamos muy contentos porque es una competencia internacional y nos evaluaron nuestros pares", agregó. La joven pareja preparó una rutina bastante compleja de cambios de vestuario. "Se trata de un número en el que desarrollamos una historia con varios trucos de cambio instantáneo de ropas, que es nuestro fuerte. Además tiene una música especialmente compuesta por Carlos Podazza. Ese mismo número es el que presentaremos en el Teatro Alberdi", anunció.
El secreto
Como todo mago, Nicolás no quiere contar los detalles de sus trucos. Y, por supuesto, jamás revela sus secretos. Porque el secreto es al mago lo que la sal al mar. En la rutina que presentaron en Chile, por ejemplo, tanto Nicolás como Constanza cambian de ropa constantemente mientras bailan un vals, a la vista de todos y sin mover un dedo. ¿Cómo lo hacen? Nunca se sabrá. O, al menos, nunca lo sabrá el público. "Es un truco que parece sencillo pero que, en realidad, nos ha costando años perfeccionar", contó. Sin embargo, aclaró que lo que realmente vuelve grande a un mago no es sólo el truco, sino también la presentación; la puesta en escena. "El truco debe ser realizado dentro de una atmósfera mágica adecuada. Y para crearla, es muy importante tener en cuenta detalles como la música, la escenografía, la historia y las palabras. Es realmente este clima el que permite jugar con las emociones y hacer que la gente deje de preguntarse: '¿cómo diablos hizo eso?' Porque la verdadera magia está en que la gente se olvide del secreto", declaró.
Nicolás y Constanza se conocieron en una fiesta hace más de seis años. Y juntos han participado de presentaciones no sólo en Tucumán, sino también en Perú (donde en 2009 ganaron un premio) y en Europa. También participaron del programa "Talento argentino", que les dio una proyección inusual. "La verdad es que gracias al programa pudimos concretar presentaciones en muchos lugares. Estar en la televisión te abre las puertas. Cuando uno se expone ante las cámaras todo cambia y la gente empieza a reconocerte en la calle. Es genial", finalizó.